PINTURA PAISAJE PABLO GRAJALES

Si la expresión plástica puede resultar desconcertante para algunos, no lo es para quien se detiene frente a la obra de Pablo Grajales. La paleta de Pablo ha creado un mundo en el que todos deberíamos soñar, para adquirir de el la sinfonía de las mezclas de colores que nos provoque la meditación, el arte de reflexionar sobre nuestra existencia terrena y la opción abierta de amar las emociones como sólo los humanos lo han hecho, entre sus propios errores y sus mejores aciertos.
Grajales pinta árboles y con ellos la naturaleza. Allí, sin producirlo, está el hombre, el ser humano.
La descomposición de los paisajes y colores de manchas sirve para recomponerlos mentalmente y así recrear un entorno difuminado por el trabajo cromático, con los colores cada vez más fuertes en una evolución de color que se ha convertido en más vibrante, más intenso, más importante porque refleja estados de ánimo. Con trazos más fuertes, más seguros, muestra que la descomposición son ideas, sensaciones y paisajes mentales.
En formatos bastante grandes, consigue detalles diferentes que provienen de una investigación continua, y de constantes pruebas de su imaginación y forma parte del entusiasmo por pintar.
Las obras muestran espacios luminosos y muy intensos, y en este proceso pictórico-creativo hay una búsqueda del paso del tiempo y los cambios continuos en la naturaleza que se abren paso en el proceso de trabajo, la reflexión y el dialogo entre la naturaleza, la pintura y la alma. En la búsqueda del color exacto, para explicar el mundo y transformarlo tal como quisiera que fuera; los paisajes plasmados se refieren básicamente a la tierra, el agua, el cielo y los árboles. Los paisajes tienen una dominancia de color en función de los elementos que lo forman y esos colores nos aportan información sobre el paisaje.
Las formas de origen natural suelen ser redondeadas, irregulares y complejas, mientras que las formas mas geométricas suelen ser de origen imaginario.
Con el paso del tiempo los paisajes cambian. En los paisajes naturales los cambios son mas lentos en conjunto.
El paisaje tiene también un valor emocional. Su percepción nos causa siempre sensaciones y emociones mas o menos intensas, que pueden ir desde la indiferencia hasta el miedo o la alegría.
En el medio natural el individuo esta a merced de las condiciones naturales y de su propia biología; por eso intenta modificarlo.
El paisaje natural es un espacio recorrido pero no organizado.
El arte es un medio de expresión individual. Este puede explorar las habilidades internas de la gente en sus diferentes versiones. En los lienzos, Grajales crea una imagen enteramente de su imaginación, permitiendo la fusión de tonos y efectos con técnicas muy peculiares.
El árbol es recreado como vegetal de símbolo ancestral. Entre sus ramas, troncos y raíces se expande el licor de la vida y el misterio de su renovación en cada fervor primaveral.
Los árboles recreados por el ojo y el pincel de artistas de diversas épocas y culturas han alcanzado ser el símbolo del poder vital.
Árboles que dialogan con los vientos y con las luces diurnas y nocturnas. Árboles que sudan los colores de la madre tierra. Árboles que también relumbran en los lienzos del artista humano.
Y allí esta el arte de este promitente expresionista de la natura, Grajales, convirtiendo al árbol –en su expresión genérica- en un símbolos del universo, forma bajo la cual nos encontramos en las civilizaciones evolucionadas pero para una conciencia religiosa arcaica el árbol es el universo, y es el universo porque lo repite y lo resume al mismo tiempo que lo “simboliza”.
Pablo no redunda ni abusa en los paisajes, cree en su labor y fecunda la posibilidad de variadas interpretaciones.
Allí esta su arte, allí esta su logro y su mejor valí como artista plástico.

RODRIGO JARDIM

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